Ojo de Halcón: Horarios de mierda para una liga preciosa

Ojo de Halcón: Horarios de mierda para una liga preciosa

author.name
Key Galán

Lo mejor que hizo el sórdido Luis Rubiales como presidente de la Real Federación Española de Fútbol fue la creación de una Segunda B de élite en la que la reducción de equipos aseguraba mayor calidad y con ello un mejor espectáculo en el fútbol de bronce patrio. Las condiciones que debían presentar los competidores eran leoninas y dificultaban a muchos equipos cumplirlas para poder participar en ella. Una competición que pretendía dejar de lado el amateurismo y, sobre todo, dejar atrás el pozo de presidentes-caciques que inflacionaban el mercado con su juguete, sin miramiento alguno y practicando malas artes en el sentido fiscal.

De aquellas condiciones, con miras muy altas, quedó la nada más vomitiva. Todo, salvo excepciones burdas, se perdió en vistas gordas y prebendas mafiosas entre dirigentes encorbatados de la tercera categoría y presidentes ávidos de pan y circo.

Entre la ineptitud de muchos quedó anclada en la categoría, llamada Primera RFEF, cambiada año tras año con nombres impronunciables y poco recordados, la condición de televisar los partidos de esta competición. Con pretensiones de Liga de Campeones y con absurdo interés en dar absolutamente todo lo que se juega, con riesgo extremo de vaciar campos de juego, se vendió el alma competitiva de jornada tras jornada a la disparidad de horarios.

Después de un carrusel de operadores televisivos entrando y saliendo en los contratos con la RFEF, la propia operadora de la Federación hace un despliegue sin precedentes y se tira a la piscina sin agua con la intención de emitir todo lo que rueda por los terrenos de juego, todos de hierba natural, en esta preciosa categoría.

Incomprensiblemente y tras unos años de ensayo y error, en esta campaña, la 2024-2025, la tele pone un calvario de horarios de cara a los aficionados fin de semana tras fin de semana.

En este delirio extremo y sin criterio alguno, no sólo desorganizan competitivamente la jornada con estúpidos horarios sino que se vanaglorian de jugar días laborables.

A lo de los partidos en viernes, probado con anterioridad y demostrado que es una ruina, se le suman esta temporada horarios en pleno invierno a las 21.30h u otras programaciones ininteligibles a las 15:30h, que si pueden hacer algo, es reducir la aportación del fútbol y sus aficionados al tejido económico de la población, esa que a duras penas lo sostiene.

Todo cuidadosamente hecho para que el aficionado no acuda a los campos y lo vea todo, -y digo todo-, por una tele en streaming que falla más que una escopeta de feria y que 8 de cada 10 personas buscan piratear para, al menos, no sufrir semejante despropósito en sus dispositivos mientras sienten un agujero en su bolsillo a la vez.

Una competición preciosa creada por la RFEF que la propia Federación ha decidido encargarse de autodestruir con toneladas de incompetencia.

Gracias a nuestros patrocinadores