Inflexión en la curva de la confianza - La opinión indebida del Utebo FC - USCF
La eliminatoria de Copa del Rey en Utebo se presentaba como la culminación a un insatisfactorio mes de octubre en Unionistas de Salamanca. Puede que fuera el partido al que más concienciados llegaban afición, plantilla y cuerpo técnico sobre su dificultad. 4 empates consecutivos en Liga habían dejado dudas sobre el equilibrio de un equipo que tenía ante sí una obra complicada: el Utebo se presentaba infalible en su casa, un Santa Ana de aura especial, con un proyecto continuista, en crecimiento, y con una trayectoria de desempeños muy competitivos en las eliminatorias de los años precedentes. Solidez, ideas muy claras y ganas de conseguir lo que habían venido tocando con las yemas de los dedos.
Del lado unionista estaba la teórica superior categoría y la estadística copera: 4 participaciones y 4 veces que se pasaba el primer envite. Tampoco eran/éramos pocos los que queríamos ver la oportunidad del cambio de chip en Unionistas, el punto de inflexión que, en otra vida pasada, había acontecido hace un año en Gernika. Ilógicas del fútbol: dos equipos contrastadamente diferentes en sus propuestas podrían ofrecer un desarrollo de acontecimientos equiparable.
Dispuestas las fichas, moneda al aire y comienza un envite muy copero que podía llevar la emoción hasta más allá del tiempo reglamentario. Pero no. Al revés. No era fácil imaginar lo que iba a pasar.
Unionistas resolvió la eliminatoria por la vía más rápida posible. Un primer acercamiento peligroso de los barbos respondido con una gran intervención de Marco Coronas y ¡zas!, se nos presentó la versión más resolutiva de los de Dani Llácer.
Cuatro goles, tres de ellos de un Rabadán inspiradísimo cara a puerta, que se marcó un hat-trick perfecto. Especialmente importante el primero porque significa pescar en río revuelto. Especialmente bello el segundo por la jugada colectiva y el contundente remate. Especialmente eficaz el tercero porque ponía tierra insalvable de por medio. Cuatro goles en dos arreones que dejaron el partido visto para sentencia antes del descanso, cuando Pau Martínez engalanaba su buena actuación -otra- haciendo una de las suyas.
Esta vez sí, Unionistas demostró su teórica superioridad actuando con contundencia en ataque y solventando los apuros que el conjunto local imprimió hasta que sintió lo difícil que era darle la vuelta a la situación. Unionistas controló fugas en la segunda parte y consiguió que los minutos pasasen. ¿Resarcimiento blanquinegro por las semanas anteriores?. ¿Reafirmación colectiva?. En cualquier caso demostración de seguridad. Se doblegaba la curva de la desconfianza.
Fue muy relevante la acumulación de minutos y confianza para varios jugadores: Tavares, Dani Gacía, Rastrojo, Mikel Serrano… Las versiones de Unionistas de próximas fechas serán mejores cuanta más competencia y confianza haya en ese centro del campo, en esa defensa, en esa presión al contrario y en la retención de la posesión del balón. Es mucho más fácil crecer y mejorar cuando el ambiente acompaña, y este resultado, sumado a la portería a cero en Espiñedo, permite serenar, oxigenar e impulsar al Unionistas de noviembre.