Empate mental - La opinión indebida del USCF - Lugo

Empate mental - La opinión indebida del USCF - Lugo

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Miguel Ontiyuelo

Escaso premio para el partido desempeñado por Unionistas de Salamanca este domingo en el Reina Sofía. Un gol precedido de varias ocasiones manifiestas, con dos balones al palo entre ellas, y un sinfín de centros al área que pese a sembrar incertidumbre no encontraron materialización, y en la mayoría de los casos, tampoco rematador. Aún así, y aunque todos querríamos ver una propuesta más diversa en sus recursos, se vieron brotes verdes en las posiciones donde el cuerpo técnico venía anunciando ajustes. Además, dominio en el balón parado y un Álvaro y un De la Nava que dieron un recital mientras estuvieron en el campo (esperemos que lo de DLN sea lo menos posible).

Enfrente un CD Lugo que, como decíamos en la previa, aunaba juventud con experiencia en algunos puestos clave, y que se vio desarbolado en numerosas fases del partido, sobre todo durante la primera parte. 35 de los primeros 45 minutos habían sido netamente unionistas y la tensión demandada por Lolo Escobar a sus jugadores así lo declaraba.

En cambio, en la segunda parte los albivermellos consiguieron llevarse el gato al agua ahogando todas las intentonas locales en un mar de inexactitudes, rechaces, faltas reincidentes e interrupciones del ritmo, haciendo así valer el punto que les daba haber transformado el penalti al filo del descanso. Empate a 1 que repetía, una vez más, los resultados obtenidos por los 2 contendientes en sus enfrentamientos anteriores, aunque poco tenía que ver este partido con los vistos en Salamanca y Lugo la temporada pasada.

Las claves del partido fueron psicológicas. El gol de Carlos de la Nava en el minuto 43 se antojaba mentalmente importante. Señalados 2 minutos de añadido, el equipo buscó replegarse y sufrir lo menos posible hasta ir a vestuarios. Cuando ya pasaba el minuto 47, una acción de baja intensidad defensiva terminaba en el penalti de Rabadán sobre Jorge González. Bryan Mendoza, peleón todo el encuentro, transformaba y el árbitro señalaba descanso inmediatamente. Era fundamental la reconstrucción mental del equipo, que volvía a perder una ventaja que en este caso no había llegado siquiera a saborear. Era la tercera vez en 8 partidos en la que no era suficiente adelantarse. Unionistas todavía no ha ganado si se ha puesto por delante. Todo el Unionismo, en la grada y en el verde, volvía a sentir que encaja demasiado fácil. Ese lastre fue muy pesado, llevó al atenazamiento, a la precipitación y no consiguió superarse en el resto del partido.

Las sensaciones sobre el partido mejoran cuando se coge distancia. La ansiedad que se palpaba según se acercaba el final del partido no debe enturbiar la perspectiva en la jornada 8. Pero está claro que hoy por hoy se impone trabajar la fuerza mental de un equipo que quiere gustar y de una afición que desea disfrutar. Hacer piña y reconocerse para poder celebrar.

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