La opinión indebida del Unionistas - Real Sociedad B

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Sufrimiento indebido - Miguel Ontiyuelo

Bien sabe el aficionado unionista que los partidos de su equipo contra los filiales de los primeras suelen ser difíciles. La tradición manda que son partidos que se le dan mal, partidos en los que los jóvenes cachorros del club correspondiente dan mucho y bueno de lo que tienen. Partidos en los que un empate puede ser un buen resultado. Pero en esta jornada, la antepenúltima de la 23-24, eso podía no ser suficiente.

Las condiciones en las que llegaba el enfrentamiento eran peculiares: Unionistas en buena dinámica peleando por los puestos que dan derecho a Copa y la Real B, el equipo que nos había asombrado allá en septiembre, desconectada de cualquier aspiración y en medio de una segunda vuelta poco agraciada, pero por eso mismo, libre de presión, dispuesta para cualquier inspiración. El contexto ambiental, casi 4000 personas en el Reina Sofía, ayudaba a sentirse futbolista.

La suma de todo pronosticaba un resultado incierto. Y empezó a rodar el balón con 10 minutos de calidad de los potrillos para después, irse decantando por el lado charro. Tanto es así que el 1-0 de Losada se antojaba corto cuando llega el descanso, según lo percibido en el césped. Parecía que la segunda parte iba a ir en la misma tónica, la Real B inquietaba poco a un Unionistas que tampoco mostraba mayor clarividencia. Hasta que en medio del desafío táctico entre los dos técnicos y sus cambios, Unionistas marraba las 2 ocasiones más claras que tuvo para desquiciamiento de la parroquia congregada. La recta final iba a ser de progresivo temblar de piernas: una, dos situaciones de peligro, hasta que a la tercera el balón de Pablo Marín se va al larguero y pitido final. Puntos muy celebrados que pudieron escaparse y sensación de haber sufrido innecesariamente, más de lo merecido.

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